Nuestra salud ósea cambia a medida que envejecemos, al igual que nuestros músculos y articulaciones. Comprender los efectos del proceso de envejecimiento puede animarnos a ser más amables con nuestro cuerpo para prevenir problemas en el futuro.
Perdida de masa ósea
No se puede negar, las personas pueden perder masa ósea y densidad a medida que envejecen. Las mujeres son particularmente susceptibles a problemas de salud ósea después de la menopausia. Los huesos tienden a perder calcio, así como otros minerales. Según la Organización mundial de salud, alrededor de 3 millones de españoles se ven afectados por la osteoporosis y la baja masa ósea, lo que puede aumentar el riesgo de fracturas.
Los cambios degenerativos
A medida que envejecemos y nuestros huesos cambian, nuestras articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles. Es común tener líquido en las articulaciones o perder cartílago, lo que se conoce como cambios degenerativos. Las articulaciones de cadera, rodilla y dedo son áreas problemáticas comunes. A veces, estos problemas pueden ser heredados. Los cambios en las articulaciones pueden provocar dolor, inflamación e incluso deformidad. Algunas personas pueden desarrollar una postura encorvada.
Mientras que las articulaciones se vuelven más rígidas, algunas personas experimentan una disminución en la masa corporal magra. Esto puede ser causado por una pérdida de tejido muscular o atrofia. El tejido muscular perdido podría ser reemplazado por tejidos fibrosos duros. Las personas que experimentan esto pueden cansarse más fácilmente y tener menos fuerza.
Problemas comunes de huesos y articulaciones asociados con el envejecimiento
Cuando se trata del envejecimiento de los huesos, la experiencia de cada individuo puede ser ligeramente diferente, pero existen algunos problemas comunes, en particular para las mujeres mayores. Aquí hay un breve resumen de los efectos del envejecimiento en el sistema musculoesquelético.
Osteoporosis: esto sucede cuando los huesos son frágiles y debido a cambios hormonales o una deficiencia de calcio o vitamina D. El problema es que puede causar fracturas en los huesos. Las fracturas por compresión de las vértebras pueden reducir la movilidad y ser muy dolorosas.
Debilidad muscular: cuando los músculos son débiles, se reduce la actividad, lo que puede causar un mayor deterioro de la salud. La pérdida de tejido muscular también causa fatiga, lo que aumenta el riesgo de caída.
Riesgo de lesión: a medida que envejecemos, nuestro modo de caminar o patrón de cambios en la marcha debido a cambios en los huesos, articulaciones y músculos. Esto puede conducir a la inestabilidad y pérdida de equilibrio, aumentando el riesgo de lesiones por tropezar con las cosas, así como caer.
Reflejos reducidos: los cambios en los músculos y los tendones pueden afectar nuestros reflejos. La capacidad de reaccionar rápidamente en una situación de emergencia (por ejemplo, mientras conduces) puede verse disminuida.
Movimientos involuntarios: los temblores musculares y los movimientos llamados fasciculaciones son comunes en las personas mayores. En algunos casos, los ancianos experimentan debilidad o sensaciones anormales.
Consejos para controlar los efectos del envejecimiento sobre la salud ósea
Los cambios en el sistema musculoesquelético podrían ser el resultado del envejecimiento o podrían tener algo que ver con una enfermedad subyacente. Es interesante observar que un porcentaje muy bajo de personas mayores hacen ejercicio de manera regular y que el grupo más sedentario tiene más de 50 años.
El ejercicio es importante para la salud de los huesos, los músculos y las articulaciones.
Los reumatólogos dicen que el estiramiento simple es una excelente manera de mantener la salud de los músculos y las articulaciones. El entrenamiento con pesas puede ayudar a aumentar la masa muscular y la fuerza, lo que permite a las personas continuar disfrutando de sus actividades diarias. La investigación muestra que el ejercicio a largo plazo puede retardar la pérdida de masa muscular, así como reducir el riesgo de desarrollar presión arterial alta y enfermedades del corazón. Se recomiendan unos 30 minutos de ejercicio al día.
Las rutinas de ejercicio no tienen que ser fuertes y muy intensas. Pueden incluir simplemente caminar, nadar, andar en bicicleta o bailar. Algunos expertos en acondicionamiento físico incluso sugieren que trabajar en un jardín durante cinco minutos cuenta para tu programa de ejercicio diario.
Cada año, millones de personas mayores caen. Una de cada cinco de estas caídas provoca una lesión grave, como fracturas de huesos o un traumatismo craneal. En muchos casos, la culpa es el deterioro de la salud de los huesos, los músculos y las articulaciones. Los reumatólogos creen que gran parte de esta caída puede evitarse si las personas mantienen una dieta saludable y hacen ejercicio de manera regular durante toda su vida.
Si piensas que eres demasiado sedentario, tienes más de 65 años y deseas comenzar a incorporar el ejercicio en tu rutina diaria, es mejor consultar con un médico antes de comenzar. Podrán darte una idea de qué tipo de ejercicios debes comenzar para mantenerte motivado y seguro.